Bendita oscuridad
Sin primavera
Estaba triste y sola, vetada de este mundo.
Lentamente, sentí como la oscuridad me abrazaba.
Era cálida y fuerte, entre el delirio y lo nocturno,
así, mientras ella ronroneaba.
Magia de dos
Tu cuerpo y el mío colindan
con la hermosa primavera y sus amaneceres,
con el verano y su flamígera intensidad,
con el otoño maravillosamente hechizante,
con el invierno y sus acogedoras promesas.
Mi ceño torvo se endureció
cuando mis ojos respondieron ante su amago silbido.
No entendí lo rápido que sucedió,
pero me aprisionó contra su cuerpo, como a un niño.
Y así mi ceño torvo se ablandó…
Conocí el amor en quien creía mi enemigo,
mis heridas se desvanecieron junto al dolor
que emitía entre maullido y maullido.
Mi enemigo
El deslucido edén se opuso a la primavera
y con alevosía reclamó todo brote como suyo,
la tenue luz rociaba sobre la húmeda arboleda
encallando el tinte y fuerza del vaivén del fruto.
Más temprano que tarde, la siembra pereció
y el semicrudo frío avanzó exasperante
ante el cielo gris en su total insatisfacción.
Las mariposas deambularon en el gélido oleaje
que el viento disparaba en contra de ellas,
y sus alas quebradizas dieron fin a sus andares
cayendo en trance, sobre las casas de madera.
¡Oh primavera! ¡No te marches!
¡Oh primavera! ¡No abandones a los enamorados!
Tu belleza atesta de pétalos en las ciudades,
pero sin ti, será triste el canto de los pájaros.